La
muerte es la “no presencia”, la imposibilidad de tocar al otro, de gozar del
otro, de sentir su olor, su energía.
La
inmigración, sobre todo la que se sostiene a lo largo de años sin la opción de
hacer visitas regulares al país de origen, esto es, el regreso a la familia y a
los amigos; no guarda diferencia con la muerte en tanto desaparición física.