martes, 27 de diciembre de 2011

Locura en Sabadell


Creo haber dicho ya que Sabadell es un pueblo agradable. Tranquilo, amable, de gran mayoría socialista (pueblo “rojo”, con algunas pintas Opus Dei, pero rojo al fin) solidario, abierto.

Creo haber dicho también – si no en este blog, en mis conversaciones cotidianas- que el único elemento que pareciera lacerarnos la salud mental en Sabadell, es el sonido martirizante del campanario que da la hora cada quince minutos (sí, cada quince) y que se erige frente al ayuntamiento, cerca del cual yo vivo, amenazado permanentemente por la idea interna de colarme en la iglesia para desactivar la compleja ingeniería de ese reloj o bien para subirme a lo alto del campanario a serruchar el badajo.

Hasta hace unos días, hubiera asegurado que, de no ser por la campana loca, este pueblo es de lo más normal. Pero es que aún no conocía las “meditaciones”, realizadas por un grupo de gente que tiene tres mil campanitas de todos colores sonando a destiempo… adentro de su cabeza.


 Paso a explicarme mejor: cuando puedo, suelo tomar clases de yoga, del tai chí y aikido; disciplinas que no sólo contemplan el cuerpo del hombre sino también el estudio de las filosofías orientales. Sucede que a la salida de una de estas clases, uno de mis compañeros me comentó que en Sabadell hacían todos los viernes “meditaciones” gratuitas. Casi seguro de que la meditación se hacía en un centro de yoga que hay por la zona y, entusiasmado por no tener que pagar, acepté la invitación.

Y acá empieza el relato. Prepárense amigos para oír esta experiencia que perfectamente podría ser una escena de un moderno “Amanece que no es poco”, aunque sin la inteligencia del guión de José Luis Cuerda, eso está claro. Prepárense para revivir una situación ininteligible. Prepárense para ingresar al mundo de la “meditación”. 
¿Están listos?
Muy bien.
Enumeraré los movimientos que hice, para que les resulte menos traumático.
1. El viernes previo a Navidad, quedo en encontrarme con mi compañero de tai-chí en la puerta del lugar. Para sorpresa mía, no era el centro de yoga, sino un “Centro psicológico”…
2. Entramos. El hombre que nos recibe nos pide que hablemos bajo. Veo gente sentada en el suelo esperando a otra gente que está en una sala. Toda gente que se conoce entre sí, toda gente de blanco. Impresión de estar entre medio de los integrantes de una secta. Fenómeno sociológico en puerta, me quedo, para averiguar.

3. Entro a otra sala, muy pequeñita, para descalzarme (se medita en calcetines) e ingreso a la sala de la “meditación” Colchonetas verdes en el suelo. Un par de figuras de elefantes colgando de un pequeño armario, una lámpara de papel, un equipo de música. Almohadones, también verdes.

4. Mi compañero de tai chí se queda a mi lado y me comenta que la meditación la hará la propia psicóloga. Ella se sienta sobre un almohadón, no saluda, nos invita a ponernos cómodos y a cerrar los ojos. Me recuesto sobre la goma verde. Quizás, me digo, el ejercicio no esté  mal. Me relajo.

5. Pero ahora sí, llegamos a la médula surrealista de este relato. Mal comienzo: con música clásica de fondo la mujer empieza a hablar de un hombre que se encuentra en el cielo con dios  y le preguntaba por qué los hombres no son felices…(pienso en Freud y en su opinión sobre las religiones) y el texto sigue, blabla, texto de autoayuda barato (y católico); me imagino que lo ha bajado de Google un par de horas antes. Ay amigos, y esto es sólo el principio. Con la misma música ( me muero de ganas por confirmar si es Tchaikovski lo que suena, pero tengo que amordazarme la lengua para no preguntar) con los mismos violines, nos dice que “imaginemos que tenemos bajo nuestras manos dos frascos con semillas, y que llevamos esas semillas a nuestro corazón y blabla, y que debemos amar a todos los hombres del mundo (pienso en Hitler y en todos los psicópatas vivos que nos rodean) y blabla y que con estas semillas no habrá más hambre en el mundo!!! (¡no habrá más hambre en el mundo cuando las multinacionales dejen de reventar a los países más pobres!) Estoy por levantarme y pienso en mi compañero, en el buen gesto de querer compartir conmigo un momento especial, para él. Me contengo y permanezco tendido un poco más.
¡Ay!
 Lo que sigue a continuación avergüenza.
La mujer esta, nos dice: “ahora os pido que prestéis mucha atención a la letra de esta canción” ¿Y qué pone?  ¡¡¿Qué pone?!!
¡¡¡¡¡¡ Un mundo ideal !!!!!!!! con la voz de Ricardo Montaner!!!!!!!
Me agarro la cabeza; disimulo la risa;  me quiero ir otra vez, por supuesto que ya llevo los ojos abiertos desde hace rato y precisamente por eso no me voy, porque… ¿qué veo? ¡que la psicóloga se pone de pie para llevar pañuelos descartables a la gente que está llorando, emocionada por la letra de esta canción! (????) ¡Si esta gente viera a los niños de América Latina, desharrapados en pleno invierno y pidiendo limosna ¿qué haría? ¿se suicidaría?! Me tapo la cara para que no descubran que me estoy riendo, - no es mi intención lastimar a nadie – y decido quedarme hasta el final. ¿Cuánto más raro podría ser esto?
¡Mucho más raro! 
Desde el suelo observo que todos, más de veinte personas, siguen  con sus ojos cerrados, sonrientes, como si estuvieran en un trance espiritual o bien con las lágrimas corriéndoles  por la cara. No lo puedo creer.

Pero atención, que viene la tercera intervención “meditativa” de la “psicóloga”. Cambio de música: ahora suenan ¿villancicos navideños? ¡Sí, eso es! Villancicos navideños de fondo para oír ahora frases de Mahatma Ghandi (frases que la mujer pronuncia en catalán) Otra vez, el recurso Google, supongo. 
Entonces, cuando parece que mi tiempo ha sido completamente perdido, veo que la mujer se levanta y empieza a repartir algo. “Cerrad los ojos, dice, hasta que yo os avise” Bueno, al menos me llevaré un regalo, pienso. Entrada gratis, un regalo, es negocio. Obedezco y vuelvo a cerrar los ojos. Siento que depositan un objeto al costado de mi brazo. 
 Cuidado, cuidado que ahora viene la explosión. Psicóloga dice: abrimos los ojos. ¿Qué nos habían repartido a todos! Oh sí, unas panderetas! Nos enderezamos, se encienden las luces de golpe y ¿cómo sigue este happening? ¡Música de Feliz Navidad! ¡Los más de veinte individuos agitan sus panderetas! (prestadas) ¡Todos se abrazan en ronda, levantando piernas a lo can-can! Me cogen por la cintura pero me quedo tieso, esgrimo dolor de rodilla y me salgo.  ¡Ahora el fum-fum-fum (villancico catalán tradicional, para quien no lo conozca) en versión electrónica! ¡Destapan champagne!¡Brindis y la psic abraza a uno por uno! ¡Música cada vez más fuerte! ¡Niños bebiendo también! (no es lo peor para los niños, lo peor para ellos es que estuvieron presentes en la “meditación”)…

??????????????????????????

Me fui lo más rápido que pude. Shockeado por tanta chaladura junta, me empecé a hacer preguntas: ¿era esta gente con dinero tapando su vacío existencial? ¿tratando de depurar su conciencia? (porque la “meditación” del viernes no tenía costo, mas esta gente pagaba por el resto de las clases semanales…) ¿se daba cuenta esta gente de la ingenuidad y la superficialidad de esta pretendida “meditación”? ¿qué clase de meditación era esta tan parecida a un “encuentro catequístico” de adolescentes? ¿cómo era posible que más de veinte personas se sintieran cómodas en una cosa (no puedo ponerle otro nombre) tan falta de coherencia? ¿nadie se daba cuenta de que en ningún ejercicio de relajación se podía saltar del recogimiento a la euforia tan abruptamente? ¿cómo era posible que se hubiera desarrollado en esas almas, una sensibilidad tan kitsch capaz de mezclar un fum fum dance con un montaner precediendo a un Ghandi??!!! ¿Esta gente era una muestra del común de la gente? Digo ¿a mí solamente me pareció raro todo esto? ¿O a cualquiera le hubiera parecido raro?
 Y por último, ya yendo a lo estrictamente comercial ¿qué propósito de marketing tenían estas reuniones gratuitas? Porque en mi caso ¡hicieron un contra-marketing total!

En cualquier caso, pensé que no deberían invitar a cualquier extraño a sus meditaciones gratuitas, porque, al igual que yo, después, podrían terminar escribiendo artículos como estos. Doblé por la Rambla y a que no saben qué: el campanario Sant Felix, hizo sonar diez campanadas implacables.

1 comentario:

  1. hola yo keria preguntat k como es la agencia de modelos maxim models ?? k tengo cita con ellos.

    yo veo en google modelos sin experiencia urgenta y k te pagan 18.00 o 24.00 por ahi eso es verdad.
    una pregunta mas yo kiero ganar dinero siendo modelo y k agencias son buenas o com puedo llegar a serlo.UN SALUDO esta pagine es muy entretenida

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